miércoles, 21 de diciembre de 2011

ELVIRA


ELVIRA

! Alberto, guardian de mi corazón!

Hasta ahora he pasado a hurtadillas por tu vida, pero soy alguien que te tiene en su mente día y noche. Nuestra relación es prohibida. Silenciosa. Amantes con antifaz que luchan contra su propio destino. Miradas furtivas en lugares comunes. Mi piel se eriza cada vez que me hablas. Mis nervios se desenfrenan cuando me señalas. Mis sentidos se descontrolan cuando huelo tu after shave cada mañana. Mi tensión se descontrola cada vez que nuestras manos se rozan al darte el cambio. Mi corazón se alborota cuando nuestras miradas se cruzan. La pena se desata cada vez que sales por esa puerta y una fuerza irrazonable me hace pensar en saltar el mostrador, correr por las calles en tu búsqueda y gritar al aire :!No me olvides, vuelve!

Todas las mañanas cuando me levanto solo pienso en una cosa. El momento en el que entras por la puerta de la panadería y veo tu cara.   Tu piel suave y blanca me recuerda a la harina, y tu carne a la masa. Suspiro cada día moldeando tu baguette. Cuando la meto en el horno, noto tu calor y al salir ,crujiente, se que te va a gustar. Todos los días disimulo como si no supiera lo que fueras a pedir, dudo unos segundos coqueta, te sonrió, espero oír tu voz y  cojo sutilmente esa barra de pan que luego te llevaras a la boca. Me mimetizo con esa barra, suspiro jocosa y pienso que luego me llevaras a tu boca, que notare tus labios carnosos y que seré tuya para siempre.

Mi corazón envejece los días que no te veo. Tu ausencia me duele. No quiero que tengas puentes ni vacaciones. Los días que tu baguette se queda sola en la estantería, siento que nuestro vinculo ha fallado. Al caer la noche, la cojo, la abro de par en par buscando un culpable y la devoro a dentelladas. Dentelladas de sufrimiento y rabia, pero que pasados unos minutos se convierten en ilusión.Ilusion de volver a crear  una nueva oportunidad para los dos. Las fiestas de semana santa si que son un vía crucis para mi. Nunca quiero que llegue el verano. No te quiero compartir con nadie. Noto que tu y yo podemos ser felices. Pero el miedo al fracaso me tiene atada entre las cuatro paredes de esta panaderia.

Mi estado de animo sube y baja con la volatilidad de la bolsa. Alterno fases de silencio  pensativo con raptos de euforia expansiva. Pero haga lo que haga siempre acabo igual. Con algo en mis manos que llevarme a la boca y siempre maldigo porque no son tus labios. Los ositos de gominola me tranquilizaban los días que  no te veía. Las palmeras de chocolate calmaban mi ansiedad cuando te notaba distante. Los chuchitos de nata eran la ayuda que me hacían ver la luz al final del túnel. Y en los puentes largos mi única tabla de salvación eran las bombas triples de chocolate rellenas de crema pastelera.

El día que llegué a los 3 dígitos en la bascula supuso un punto de no retorno en mi vida. Era el momento de cambiar. Era el momento de demostrarte de lo que soy capaz. De poner la carne en el asador .He comenzado a limpiar mi mente y mi cuerpo. Ayuno todos los días y me voy a convertir en la chica de tus sueños. De hecho ya soy esa chica. Te lo puedo asegurar. Confiá en mi. La palabra chocolate ha desaparecido de mi vocabulario. Mi tablero de la oca salta de la casilla de las verduras a la plancha a la del pescado blanco. Nuestros dados nunca mas nos llevaran a la cárcel patrocinada por McDonald ni a la posada de Tele-pizza.

Se que esas llamadas perdidas son tuyas. Ya no tendrás que esconderte en la privacidad de la redes telefónicas. Puedes lanzar tu red, que yo voy a caer en tu anzuelo. Llamame, pero sin escudos, sin números privados, sin llamadas perdidas en la medianoche. Mi móvil solo tiene un botón: ACEPTAR. La opción de rechazar la borre en nuestro destino.  Deseo besarte. (Un enorme beso de carmín hay debajo de estas letras). Acercarme a ti. Abrazarte. No soltarte. Eres el motor que hace mover mi cuerpo cada mañana.

Hoy por fin he decidido dar el paso. La semana pasada  la diosa fortuna me dio una oportunidad. Fuiste a pagar y dejaste las llaves sobre el mostrador. Vi claramente que era una señal. Un juego. Una complicidad entre enamorados. He rezado al dios que nos protege durante meses para que esto sucediera. Deslice mi mano con sutileza, y como un ladrón de guante blanco, las llaves cayeron suavemente en el bolsillo de mi bata.

Hoy es el día X. El día señalado. El primer día de nuestra nueva vida. Los guerreros del amor bajan a la trinchera. Los cañones están a punto de estallar y un aroma a victoria se respira en el ambiente. Solo un instante antes del momento deseado. Tres metros de corto pasillo. Recorrelos y detrás de la puerta de tu habitación estaré yo.


Besos desde la penumbra
Te espero
Elvira

 
Titulo Final: PANADERA BLANCA SOLTERA BUSCA


jueves, 1 de diciembre de 2011

Yo no quise ser como el doctor Heimlich


 La maniobra de Heimlich es llamada así por el Doctor Henry Heimlich, que fue el primero en descubrirla, en 1974. 

Grande este Heimlich. Doctorado en Medicina en el Weill Cornell Medical College. No como yo que me licencie en la Universidad Complutense de Madrid. Me entra síndrome de Paco Martinez Soria cuando leo la biografía de esta gente. De todos modos es algo cercano y cotidiano en el entorno en el que crecí. Viví en una familia de 4 hermanos. Mi padre era medico. Mi hermano mayor neurólogo, el segundo cirujano y el tercero psiquiatra. Todos licenciados con honores en los estados unidos. Todos catedráticos y expertos teóricos en teorías técnicas pioneras a nivel mundial. Pero también expertos en ser los tipos más arrogantes y vanidosos en cualquier tema que se les pondría a tiro. Yo era el pequeño de la familia. La gran esperanza blanca. El ultimo eslabón. El que iba a cerrar una estirpe de reconocidos médicos. Pero creo que tal vez la apatía pudo conmigo. Una presión desmedida acabo con mis huesos en una tumba llamada mediocridad.

Recuerdo que cuando tenia 10 años mi padre me llevaba al hospital y recorría aquellos largos pasillos de su mano. Siempre me parecía gracioso el hecho de que todos fueran vestidos con diferentes colores. Unos de azul, otros de rosa, otros de verde y mi padre de un blanco nuclear. Siempre impecable. Medico Jefe de la planta 3. Todos clasificados por colores en una competición de equipos. De todos ellos me quede con el verde. El verde esperanza de las enfermeras. Las enfermeras que me cuidaban mientras mi padre trabajaba. Fue mi segunda familia. Recuerdo las carantoñas que me hacia Conchi y como me estrujaba contra sus carnes. Años más tarde me entere que fue una de las amantes de mi padre y creo que yo le daba el cariño que no él le proporcionaba en su papel secundario de la “otra”.

Tal vez por ello cuando tuve que decidir que camino elegir en mi vida profesional una palabra vino a mi mente: ENFERMERO. Para que elegir el camino de espinas, cuando puedo hacer algo sencillo y que me gusta. Sin presiones, sin angustias, sin insomnio por no saber separar trabajo y vida. ¿Y si mi pretensión en la vida no era mas que ser un tipo normal?.Un tipo extraordinariamente normal. Doblemente simple. Anormalmente no diferente. No quería destacar, no quería ser un tipo notable, lo único que quería ser empezaba por f y acababa por d. FELICIDAD. Pero ese sustento, tu familia, que piensas que siempre te va ayudar y apoyar en tus ideas puso una serie de letras entre la f y la d, que no fueron mas que duros obstáculos que tuve que saltar para llegar a mi meta.

Primero una ferocidad brutal ante mi decisión. Mi madre me amenazo con desheredarme. Quitarme el apellido. Echarme de casa. No darme de comer. Para acabar directamente por no hablarme y hacerme un vació total. Durante dos semanas sentí la soledad de un explorador que camina solo por la nieve en busca de su polo que le dirija al norte.

Segundo una frialdad heladora. Creo que mi hermano el psicólogo les dijo que lo mejor era darme la razón como los locos y aplicar lo que llamaban psicología inversa. Volvieron a hablarme, nadie me llevaba la contraria. Todo eran facilidades y sonrisas. Es tu futuro. Eres tu el que decides. Te apoyaremos en todo. Durante algún instante tantas facilidades me hicieron dudar, pero tanto cariño que nunca había visto, me hizo desconfiar.

Tercero y ultimo se paso al estado de frivolidad total. Como veían que la indiferencia y el dejar que yo me diera cuenta por mi mismo de mi error no funcionara. Decidieron atacar con sus misiles tierra-aire al centro de sujeción de mi existencia: Mi dignidad. Risas. Burlas. Chistes. Carcajadas. Mandíbulas desencajas. Mi casa era un carrusel del humor en el que mi cabeza tenia forma de diana. Se vio atacada mi masculinidad por querer trabajar en un mundo de mujeres. Me animaron a salir del armario. Me denigraban diciéndome que solo limpiaría culos y que me saldrían callos en las manos de poner inyecciones. Toda comida de domingo que se dignara, acaba con una seria de ataques a mi persona.



Pero como dice el refrán, lo que no te mata, te hace mas fuerte. Lo único que hicieron con su actitud es que cada día tendría las cosas mas claras. Y el solo hecho de imaginar a mi madre contando a sus estiradas amigas que su hijo era enfermero me hacia relamer de satisfacción.
Me convertí en la oveja negra de la familia. Un bicho raro. Un paria. Un judío en este mundo nazi en el que si no eres como los demás solo te queda escapar de la cámara de gas que es la sociedad.

El Doctor Heimlich era una persona que había logrado disminuir en un 25% el numero de muertos por asfixia.

La lista de logros que había conseguido en mi vida desde que me gradué creo que van a pasar la historia de la enfermería. He conseguido recorrer los 15 metros que hay desde la recepción hasta la ultima habitación de la planta en 20 segundos. Eso si resbale en el ultimo momento y choque contra el suelo. Unos ronchones resecos de color rojo pegados a la pared me recuerdan todos los días que siempre fui un tío estacionario. Mi segundo logro tiene que ver con las bonitas sesiones nocturnas que se pasan en los hospitales. Logre tomarme en el turno de noche 10 cafés de la vetusta maquina de la esquina sin que mi aparato digestivo me dijera: “tienes una emergencia”. Mis compañeros guardaron los 10 vasitos, los apilaron uno encima de otro y pusieron una plaquita en forma de trofeo. “Premio tu aguantas lo que te echen”. Guasones que somos los enfermeros. A partir de esos momentos todos los pacientes mas problemáticos me los encajonaron a un servidor. Y de ahí surgió mi ultimo mi gran logro que fue conseguir que una familia gitana, que cuidaba a un patriarca convaleciente, no colapsara la habitación. Conseguí que hicieran turnos de siete en siete. Toda una victoria si supierais que el primer día se presentaron 50 personas dentro de la habitación. Aunque la victoria fue menor, si se tiene en cuenta que cada tarde tuvieran una sesión de taconeo, como si su habitación fuera el tablado del Corral de la Pacheca. Por lo menos conseguí que el gitano de la guitarra no subiera el amplificador y cantara en acústico sus sesiones homenaje al patriarca. Es lo que tiene el mundo de la enfermería. Los logros no pasaran a la historia de la medicina. Pero tal vez se podría hacer un fanzine del humor con todas las historias que nos suceden.

La maniobra de Heimlich es una técnica de emergencia para prevenir la asfixia cuando se bloquean las vías respiratorias de una persona con un pedazo de alimento u otro objeto.

Asfixia era lo que sufría yo. Pero era una asfixia que no se solucionaba con un golpe seco. Mas bien era algo permanente y periódico que me sucedía cada vez que me tenia que relacionar con mi familia. Poco a poco el foco censor con el que me observaban fue bajando la potencia. Nuestros lazos se fueron soltando. Nuestros nudos marineros encontraban fácil solución. Pero todo gracias a dos ingredientes el tiempo y la distancia. Y finalmente me quede solo. Solo a media luz. Nadie se interponía en mi forma de mi vida. Pero tampoco había nadie para interponerse. Tantas ganas tenia de estar por fin solo, que siempre buscaba una excusa para romper con mis parejas. Ninguna colmaba mis expectativas. Me convertí en un mal sueño para mi familia. Una pesadilla que no sucedió. Un borrón en el cuaderno.

Pero como todas buena pesadilla, siempre se vuelve a repetir y yo volvía a ver a mi familia en una fecha fija todos los años. 25 de Diciembre. Navidad.

5 metros de madera maciza. Un chalet con piscina. 2 Filipinas, un ecuatoriano y un boliviano como servicio. Un padre ejemplar. Una madre con 3 liftings. 3 hermanos. 3 cuñadas. 1 abrigo de vison, uno de chinchilla y uno de zorros. Un mercedes. Un BMW. Un todo terreno gigante. A cada cual mas grande. En una mesa supletorio siete niños de los que no conozco sus nombre me gritan tío,tío,tío..
..


Y yo ahí callado sentado en una silla, esperando las embestidas.



  • ¿Y que tal te va en el trabajo? La primera pregunta siempre era blanda para empezar
  • ¿Mucha presión? Risas
  • ¿Has cambiado el uniforme verde por una mas fashion? Risas II
  • ¿Que tal van las novias? Risas III
  • ¿Que tal tu ultima operación...(silencio 1,2,3) de cambio de pañales? Risas IV.

Y en ese jolgorio de risas y carcajadas. Veo que mi madre. Mi querida madre que me ha machacado toda la vida. Empieza a pedir ayuda. Empieza a toser. Comienza a mover las manos. A hacer aspavientos incontrolados. Los ojos se le dan la vuelta. Un tono morado empieza a aparecer por sus mejillas. Algo esta obstaculizando su garganta. Durante unos segundos pienso que es su bilis. O su lengua viperina con la que creía que muchas veces iba a morirse como las culebras al mordérsela. El rencor me inunda y dudo durante unos segundos dudo si merece mi ayuda. Recuerdo primero de carrera de Enfermería. La clase de Primeros Auxilios. La maniobra de Heimlich. Pongo a mi madre de pie, le abrazo por la espalda con los brazos. En esta posición le presiono con una mano cerrada y la otra recubriendo la primera. Apoyo el puño con el pulgar sobre el abdomen y presiono hacia el centro del estomago, justo por encima del ombligo y bajo las costillas.

Una aceituna sale volando de su boca y atraviesa toda la mesa, hasta dar en la frente de mi padre.
Las risas se enmudecen. Todos me miran con  cara de incredulidad y de desconocer que es lo que “coño” ha ocurrido. Mi madre respira, me mira a los ojos y me da un abrazo. El abrazo mas largo que recuerdo desde que decidí ser enfermero. Noto como las partículas que componen mi vida se recolocan y una cosa llamada dignidad se posa sobre mis hombros. No hace falta dar explicaciones, no hace falta entrega de medallas,no hace falta golpecitos en la espalda. Recuperé un estatus y mi madre volvió a mirarme a los ojos. Aunque también creo que tiene que ver el hecho que el día antes de este incidente me apunte a Medicina por la UNED. Coincidencias que tiene la vida.








jueves, 24 de noviembre de 2011

FOTO-RELATO II


BUSCANDO UN ENCUADRE EN LA VIDA
 


4 miradas. Todas escalonadas. Todas relacionadas entre si. Todas embarcadas en este camino que es la vida.

La primera. Mirada fija. Mirada clavada un destino. Lo conseguiré a pesar de mi. Lo conseguiré a pesar de ti. Su vida es un pasillo estrecho. Un callejón sin luz. Una calle mal iluminada y sin mucha vigilancia. Hay pocas posibilidades de que pueda pagar el peaje. Tropezara con sus propios cordones. El es su  propia trampa.

La segunda. Trastabillada. A pie cambiado. Inconsciente. Siguiendo la estela de su hermano. No cumple los requisitos. Pero da igual. El quiere ser como los demás. Quiere correr como pollo sin cabeza. Quiere vivir. Pero la cruda realidad es un muro difícil de saltar.

La tercera. Irracional. Solo seguir a todos los demás. Solo queda escapar. Bajo el amparo del hermano mayor. Frenado. La ilusión antes de que se haga trizas. La curiosidad por descubrir.

La cuarta. La que sabe lo que hay. La que sabe lo que no hay. La que sabe que tiene que agarrar con fuerza a aquel que no esta preparado. La que es maduro antes de vivir. Vejez enmascarada en juventud. Joven obligado a madurar a marchas forzadas. Demasiada responsabilidad sobre unas espaldas poco formadas.

4 miradas observadas por un foco. Foco que se identifica con las 4 perspectivas, que difumina sus realidades y  que condensa los 4  momentos combinados en un presente incierto. Intentando cumplir sus deseos en la vida. Siguiendo la estela de otros fotografos. Añorando al paraguas vitoriano que le daba cobijo ante los momentos de lluvia. Actuando de hermano mayor de su amigo mexicano Hiro. Reinventando su vida.

Dedicado a mi amigo Borja autor de la foto y a su vida  en Luxemburgo.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

FOTO-RELATO

 CARICIAS BAJO UN MAR DE GOLPES




Toda una tarde en silencio. Miradas furtivas. Viendo pasar el tiempo. Perdiendo el momento. Imaginándote. En un constante estado de ilusión. Expiándote detrás de mi velo de pudor. Soñándote. Acción que no avanza, deseo que no cristaliza, pero con una ilusión que me mantiene vivo.

Ahora solo hay caos. Sirenas de música ambiental. Ambiente mordido por la tensión de los que no piensan. Golpes que no duelen. Pelotas que silban. Huesos que crujen al son de una orquesta de porras sin sentimientos. Robots sin ganas de dialogar. Llantos que no se oyen. Pasos descontrolados sin una parada en su destino. Rabia contenida. Carreras y gritos sin sentido.

Tropiezas. Yo caigo contigo como una pieza de domino. Nuestras pieles se rozan. Piel tostada de terciopelo. Siento tu calor. Tus ojos que antes me evitaban, ahora me miran fijamente. No es momento de escapar. Estamos tú y yo solos. Nadie alrededor. El asfalto frió y áspero nos acoge en nuestra primera cita. No hay golpes. Tu sonrisa ilumina nuestro momento. Tus labios carnosos me atraen. Un camarero con casco y porra nos mira desafiante. No hay razones para irnos.  Noto tu aliento dulce. Este es nuestro sitio. Acercamos las cabezas. No tengo miedo. Nuestros labios se tocan. Estamos solos, tu y yo solos, por fin.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

MICRORRELATOS II


CAMBIO DE TERCIO

Quiero escapar. Poner la carne en el asador. Quiero saltar. Darle la vuelta a la tortilla. Quiero gritar. Soltarme el nudo de la corbata. Quiero volar. Coger el toro por lo cuernos. Quiero vivir. Poner los puntos sobre las “i”es. Quiero ser libre. Tirar la casa por la ventana. Quiero pasar al otro lado. Buscarle los tres pies al gato. Quiero gozar. Los sentimientos a flor de piel.
Ella me pregunta:”¿Te pasa algo, Pedro?
Le respondo sin dudar: “Nada, cariño” y pido otro tercio de cerveza al camarero.


¿Y SI "MI" LAURA PALMER SIGUIERA VIVA?

Mi vida fuera de mi. No hay nada, puro egocentrismo. Tu vida dentro de mi. Por favor no salgas de tu area asignada. Tu vida sin mi. Un mal sueño, aparece una y otra vez en mis peores pesadillas. Yo dentro de ti. Pienso solo en repetirlo una y otra vez. Todo me recuerda a ti. El rollo de pelicula esta rayado, pero el proyector sigue funcionando sobre una pared agrietada. Todo me lleva a ti. Mi vida era una autopista hacia la felicidad y al intentar salir siempre hay una chica con tu cara que me quiere cobrar el peaje. No se porque, pero nunca llevo dinero y siempre vuelvo a la misma carretera. Carretera perdida. Como la de David Lynch. ¿O tal vez no?




lunes, 7 de noviembre de 2011

AL RITMO DEL CARACOL

AL RITMO DEL CARACOL


Siempre me ha gustado mi trabajo, pero hay días en los que hubiera sido mejor pegar una patada al despertador y permanecer acurrucado entre las sabanas de la cama.
Ocho de la mañana. Mi motor vital esta al ralentí y avanza lentamente entre bostezos. Pero en minutos comienza la montaña rusa. Tengo barra libre en esta atracción y haga lo que haga no me puedo bajar. Subidas y bajadas. Caras desencajadas. Acelerones y frenazos. Gritos y caras de desesperación. La primera vuelta del carrusel se afronta con energía y decisión. Pero las siguientes van martilleando mi cerebro y comienzo a arrastrarme como un reptil por las diferentes reuniones que tengo esta mañana. Solo me queda replegarme y de vez en cuando lanzar un zarpazo o lanzar mi veneno con mi lengua bípeda en aras de alejar el peligro, pero tengo la certeza de que tarde o temprano el problema volverá a llamar a mi puerta. En todo momento actúo pasado de revoluciones, nervioso, en un constante estado de excitación y tratando de dar explicaciones a cada trampa que me encuentro en mí camino. Mi traje sigue impoluto, pero tengo la sensación que no he hecho más que revolcarme por el barro. Nada ha salido bien y solo he recibido golpes y palos. No tengo ni un moratón, pero me duele el cuerpo como si me hubieran pegado una paliza.
Esta mañana yo era la estrella y un foco me apuntaba sin que pudiera salir de la escena principal.  Los actores secundarios no han dado la talla y yo he tenido que coger la estrella del sheriff. Pero mi papel era el del anti-héroe cobarde y borrachín y mi actuación creo que no pasara de mediocre en un espagueti ti western de Sergio Leone.

Tres de la tarde. Hace un calor aterrador y el nudo de la corbata me aprieta más de lo normal. Necesito respirar y airear mis sudorosos sobacos fuera de la oficina. El sol golpea con fuerza desde su posición de privilegio. Este protagonista mira dubitativo a su alrededor. Solo y rodeado de edificios de hormigón. Una gota resbala suavemente por su frente. Momento crepuscular. Mira a izquierda y derecha. Unas luces de neón que intentan encenderse  y apagarse  llaman mi atención y debajo de ellas un gran cartel con la palabra MENUS ECONOMICOS. Hoy no estoy para cocina desestructurada y platos cuadrados. Necesito desconectar.
Entro en el restaurante. Unos currelas esperan en la barra a pagar su cuenta. Todos con su purito en la mano y una copa con un licor no identificado de color marrón en la otra. Un camarero con un delantal lleno de manchas me indica que me siente en la mesa del fondo. Estoy apartado del resto de gente, será su mesa VIP, pienso, mientras sonrió a una pareja que come a mi lado. Sobre la mesa hay un mantel de papel y cubiertos con marcas de haber sido utilizados demasiadas veces. Reviso la carta escrita sobre un folio arrugado y me decanto por Ensalada de la casa y Pollo al ajillo.

El camarero me responde con un “Perfecto caballero”, me sonríe delatando un dientes de tono grisáceo y me trae una bonita botella de vino peleón sin etiqueta. Relleno mi copa y cuando voy a darle un sorbo ya tengo delante de mi la ensalada de la “casa”. No son mi brotes verdes de Alsacia, ni el tomate importado de California, ni se parece al  atún traído del Vietnam que mi apetito gourmet suele degustar, pero hoy necesito una cura de humildad. Comienzo a enredar mi tenedor entre las tiras de zanahoria cuando descubro a un pequeño bichito acurrucado bajo una hoja de lechuga. Es un caracolillo, me apunta con sus cuernos y parece que me mira con cara burlona.
En otro momento me hubiera levantado, hubiera pedido la carta de reclamaciones y mis gritos se hubieran oído tres calles mas abajo. Pero hoy ya había tenido bastantes peleas, deje que ese caracol se posara en mi tenedor, lo situó sobre el mantel de papel y sigo comiendo como si no hubiera pasado nada.

Lo veo tranquilamente desplazarse por el mantel sin ninguna prisa y pienso, ¿Y si todos nos convertiríamos en caracoles, como sería nuestra acelerada  vida?

Lo primero que me viene a la cabeza son ideas gruesas.

Por fin los cornudos podrán salir con dignidad a la calle pensé. Llego el día en que esas personas que sufren en silencio las traiciones del amor, podrán salir de su casa  orgullosos y luciendo su cornamenta al sol. Ya no hay vergüenza, porque la gente te apunte con su dedo acusador. “Son mis cuernos y son solo míos”: será la respuesta. O directamente un ataque como defensa: “¡Ya te gustaría a ti tener unos cuernos tan bonitos y brillantes como estos!”. Todas las personas en las plazas y pueblos sacarían sus cuernos al sol y no solo se sentirían bien por ello, serian felices. Así son los caracoles.

La segunda figura que quedaría dignificada sería la de los arrastrados. Esos días que te  odias a ti mismo por no seguir tus ideales llegaron a su fin. Te encuentras a tu jefe por la mañana y le sueltas de carrerilla y sin respirar.
Lo que usted quiera mi querido jefe. Ha tenido una idea brillante. Es imposible que esa idea se me hubiera ocurrido a mí. Se le ve mas guapo que otros días  Por usted no pasan los años. No se que seria de esta empresa si usted no estuviera. Y todo esto sin que el llegue a abrir la boca.
Me arrastro si, pero viene en mis genes, es la forma de ser de los caracoles. Arrastrarse por el mundo para ir avanzando en la vida. Tu jefe hinchado como un pavo real y tu contento que para eso eres un caracol arrastrando tu casa a cuestas.

Luego me vino a la mente una idea feliz. Un anuncio que veía a menudo en la teletienda en mis noches insomnio comenzó a dar vueltas por mi cabeza. La crema de baba de caracol. Esa que te hace rejuvenecer, que te hace más feliz, que te hace sanar tus enfermedades y que te hace ser mejor. Imaginar un mundo en el que todos fuéramos caracoles. Todos segregando las 24 horas del día baba de caracol. Nosotros seriamos productores de nuestro propio elixir para tener una vida estupenda. Todos guapos y jóvenes de por vida. Ahí os quedáis BRAD y ANGELINA. Todos somos tan guapos como vosotros. De hecho me creo que al final los atractivos al final serian aquellas personas que tuvieran alguna mutación y no serian capaces de generar ese brebaje mágico. Ellos, a los que le saldrían arrugaras en la cara, a los que les saldría celulitis, serían al final los sex symbols y la gente atractiva. La gente diferente. Al final se haría justicia y los feos vendrían a ser iconos de la moda de este mundo. Viva el mundo de los caracoles.

Mi cerebro cabalga rápido y las interconexiones entre mis neuronas se activan. Este  mundo de caracoles comienza a tener sentido en estos tiempos que vivimos. Llega la crisis y los partidos políticos solo piensan en recortar. Los servicios sociales se desmontan y el sistema no es viable. Es la hora de montar el PTSC, el PARTIDO SOMOS TODOS CARACOLES. Esta claro que con nuestro propio sudor, la baba de caracol, el gasto en hospitales se reduciría notablemente. Somos inmunes a este mundo o eso espero. Lo que dice la Teletienda a las 5 de la mañana va a misa. O por lo menos dejar que me lo crea que este mundo caracoril tiene buena pinta. Por otro lado un tema candente que es el tema de la vivienda estaría solucionado. Viviríamos en un mundo justo, toda persona nacería con una casa debajo del brazo. Un caracol. Una concha. La vivienda como un derecho adquirido. Todos son ventajas en este mundo de caracoles. Nuestro partido tiene todas las de ganar.

 Sigo pensando y me imagino como serían las películas de acción con caracoles. Cuatro caracoles se bajan de su coche con su pasamontañas delante de un banco, sacan sus armas y deciden veloces entrar en el banco. Acción, acción no se si veríamos. 3 días los caracoles hasta que llegan hasta el mostrador de la caja.2 días para ir hasta la caja fuerte.2 días en realizar su escapada. Las películas iranis sin diálogos comienzan a tener más acción que esto. Seguro que los caracoles jubilados con tiempo libre acomodan sus conchas enfrente de los bancos para poder ver estos atracos en directo.
En eso que el director de la sucursal intenta activar la alarma y le cuesta día y medio llegar al botón. Todo tensión y suspense. La policía rauda y veloz sale de la comisaría y llega al banco para interceptar el atraco. Lucha a muerte dos días después dentro de la sucursal. La industria de rollos de cine se haría millonaria. Kodak es la empresa mas importante del mundo. Películas de 7 horas para captar secuencias que durarían tres minutos en nuestro mundo. No son secuencias a cámara lenta, es el mundo caracoril.
Una estruendosa risa sale de mi cuerpo, jajajajaja. Las mesas de al lado me miran comentando entre diente. “ Este tipo esta loco”.

 No se lo que tenia este vino peleón o es que me he metido demasiado en el papel, pero las agujas del reloj son dos cuernos de caracoles que me dicen que es hora de irme. Es hora de volver a mi jaula de grillos particular. Me dan ganas de tardar tres días como las películas de acción de los caracoles, pero sale mi parte responsable y vuelvo a mi trabajo.

Cinco de la tarde. Entro a la sala de reuniones. Un público voraz me espera para comenzar mi lapidación pública.
Cojo el micrófono y me dirijo a ellos.: “Buenas tarde señores caracoles”
Un murmullo inteligible inunda la sala.
Dudo unos segundos ,sonrió y rectifico :”Perdón, buenas tardes a todos señores y caballeros, un segundo que apago mi móvil, para que no nos moleste”
Simulo que apago el móvil y escribo en mi teléfono en tareas pendientes.

URGENTE COMPRAR CREMA DE BABA CARACOL.

jueves, 13 de octubre de 2011

INGENIERO TRANQUILO BUSCA


Ingeniero tranquilo busca...

Igor. 39. Soltero.Ingeniero.Tranquilo.

4 palabras. No dicen nada. Esto aunque lo parezca, no es una sección de contactos. No soy un chico solitario en busca de su media naranja. No es un anuncio de infojobs. No es mi CV. No estoy solo en el mundo. No me estoy muriendo. Mis padres están vivos. No he vivido ninguna tragedia. No soy un descubridor. No soy un tipo extraordinario. No he hecho nada revelante en la vida. Demasiado normal. Demasiado parecido al resto de gente. Escondido entre la multitud. No se a donde voy. No se lo que quiero hacer. Anodino. Ermitaño en mi cueva. Demasiado cuadrado. Sin aristas. Nada sobresale. Nada destaca. Gris. Nunca sobrepasar  los limites. Siguiendo el camino de baldosas amarillas. Soy Alicia en un país cotidiano sin maravillas. Nada revelante que contar. No tengo mi lado oscuro. Todo es claridad o tal vez ceguera. Ceguera emocional. Ceguera sentimental. No soy un depravado. No estoy loco. No soy bipolar. Soy binormal. Doblemente normal. Anormalmente no diferente. Estoy dentro de una rueda que me hace girar. Siempre los mismos sitios. Siempre las mismas limitaciones. Siempre soy YO. Causa y consecuencia de todos mis problemas.

Se necesita romper el cascaron. El polluelo quiere salta de su nido. El niño se hace mayor. Hay que dejarse ya de topicos. Trabajo. Casa. Coche. Familia. Saltar mas alla. Donde nunca estuve. Donde nadie supo de mi. Las rayas rojas  no existen. Los limites los marco yo. Solo yo. Quiero salir. Quiero crear mi propia historia. Quiero ser el protagonista de esa historia. Tu no me vas  poner mas limites. Quiero contar todo lo que no vi. Lo que no sentí. Lo que no toque. Lo que me impidieron vivir. Lo que me prohibí vivir. Quiero ser aquello que no pude ser. Quiero soñar. Quiero ser otro. No tengo miedo a saltar. Soy un funambulista en el alambre de mi vida. No hay red. Solo la cruda realidad. No me importa caer. La ilusión enmascara los peligros. No importa estrellarse. Yo tengo mi propia estrella. Si me caigo. Me levantare. No tengo miedo. Tengo miedo, si, pero a no vivir. A llegar tarde al sentimiento. A bajar en la estación equivocada. A quedarme sin billete en el siguiente viaje. A quedarme sin gasolina. A perder por no intentarlo. Tengo que intentar no perder. Perder el miedo. Quiero escribir mi nuevo camino. Esto si que es una sección de contactos. Este es mi Curriculum Vital. 

Federico.18. Enamorado.Poeta. Imprevisible.

miércoles, 24 de agosto de 2011

SILENCIO SE RUEDA

Llevo desde Mayo, exactamente desde que se acabo el curso de Iniciacion al Relato, sin escribir nada. Mis dedos parecen demasiado grandes para acertar con las letras del ordenador o simplemente puede ser que sin una persona que me motive, mi voluntad se ve secuestrada por la apatia. Pero bueno ya llega septiembre y espero que vuelvan las musas.
En estos meses  lo que he hecho es aprovechar a ver peliculas.Silencio se rueda. Como las ofertas veraniegas en el cine suelen ser horribles, he rentabilizado mi conexion a internet y mi tele de plasma. He visto todas las pelis  que se me habian pasado en el 2011. Aqui os pongo el listado de peliculas de mejor a peor, aunque tengo que decir que aqui solo salen las buenas, asi que todas merecen la pena.




LISTADO DE PELIS GAFAPASTICAS

  1.     Beginners
  2.     Incendies 
  3.     Winter's bone
  4.      En un Mundo Mejor
  5.      Neds
  6.      Once   
  7.      Cuestion de Principios
  8.      La mosquitera 
  9.      Carancho
  10.      Biutiful
  11.      Planes para mañana
  12.     127 horas
  13.     Abel
  14.     Sin Retorno
  15.     The Fighter
  16.      Todo lo que tu quieras
  17.      Un cuento chino
  18.      Mas alla de la vida 
  19.      El corredor nocturno
  20.      Valor de Ley
Bueno esto no es ningun relato, pero es una buena forma de retomar el blog SILENCIOseESCRIBE



viernes, 6 de mayo de 2011

PETER PAN NO HA MUERTO, o eso creo...

A lo largo del tiempo he escuchado infinitud de apelativos para las diferentes generaciones según cual fuera el espiritu con el que afrontaban la vida. Generacion X. Generacion JASP, Generación Champú, Generacion NiNi... Pero de todas ellas la que la que mas me gusta es la de Generación Peter Pan.  Esa generación que no quiere madurar y que le gustaría ser joven siempre. Sin preocupaciones, sin ataduras, siempre escapando hacia delante.


La vida como Peter Pan. Cada día era el principio de una historia que acababa al poner la cabeza sobre la almohada de la cama. Veinticuatro horas. Un capitulo de una serie. Sin pensar las cosas. Sin mirar atrás.  Solo dando importancia al momento. Carpe Diem. Tempus Fugit. No como ahora, que  antes de dar un paso en falso se piensa en las consecuencias repetidas veces. Se analizan pros y contras,  si me vendrá bien o mal para el futuro, si es lo más adecuado y no nos engañemos, si es lo que hace todo el mundo. Y si te equivocas, el error da vueltas en tu cabeza durante semanas, como una condena que quedara marcada a fuego lento en tu mente.
La epoca en la que lo más importante en la vida era calcular correctamente cuanta coca cola había que echar en medio tetrabrick de don simón para que el kalimotxo tendría buen sabor. N o como ahora que el salir de fiesta está mal visto. De repente esa gente que antes cerraba los bares y te decía: “tomate la ultima que es pronto todavía”, ahora sale de casa los sabados justo a bajar la basura y ve los bares desde fuera paseando como si fueran escaparates. Ahora llegas a elegir los bares por el nivel de garrafón que ponen en sus copas. Hazte mayor y madura. Vete al monte y respira aire fresco. Quédate en casa, con lo calentito que se esta en el sofá ¿Que haces tú en un bar a las 5 de la mañana?

Salir tres días seguidos de fiesta era algo normal y no era más que el preludio a otra semana en la que volverías a repetir tus salidas nocturnas. Ahora al salir un día, solo piensas en los tres días siguientes, en los que no te vas a poder separar de tu termalgin, paracetamol e ibuprofenos varios. Entras en los bares y pareces el padre de esos macarrillas que te miran perdonandote la vida. Y alguna vez algun despistado incluso  ha guardado su cigarro de la risa pensando que eras un secreta.  Es entonces cuando te planteas que tal vez tienes que renovar tu fondo de armario. Menos mal que de vez en cuando entras a un bar de carrozas divorciados y te sientes de nuevo joven. Siempre en esta vida hay alguien que esta peor que tu y verlo parece que anima.

Los ideales tenían un tono rojo y se tenía la impresión de que el mundo se podía cambiar. Todo era posible. No habia puertas que podrian acotar mis ganas por transformar el mundo.Y no como ahora que nos hemos dado de bruces contra la cruda realidad. Solo nos queda replegarnos y que no nos quiten lo poco que tenemos. El rival con el que hay que luchar no esta muy claro. Es un enemigo invisible y como se esta muy comodo en el sofa de casa todo el mundo sigue la misma consigna: “Cambiar de canal y olvidar lo que has escuchado, no se puede hacer nada”.

Antes se clasificaba a los amigos entre los que tenían novia o no. Aquel que no tenía contaba los domingos que se había escapado a un callejón oscuro con aquella chica que conoció la noche pasada. Hoy nos clasifican según llevemos un recuerdo circular en nuestro dedo anular. Antes eran unos pocos, pero como en “La invasión de los zombies” comienza a ser una plaga. Aquellas chicas tan simpaticas ya no son las novias de tus amigos. Son sus mujeres y solo el nombre ya impone. Algun plusmaquista va haciendo surco en el camino y va creando nuevos Peterpanes. Hay que mantener la supervivencia de esta querida especie. Todo es positivo según el prisma por el que se mire.


Nuestras propiedades eran la ropa que llevabamos, un móvil y tu máximo tesoro un mp3. No había dinero para mas. Ahora eres propietario de una casa. Bueno mas bien copropietario con el banco. Una casa grande. Un coche que consuma. Muebles y mas muebles. Objetos decorativos inservibles. Una tele aún mas grande. Consume y se feliz.
Antes tus amigos eran tus amigos y no podía vivir sin ellos. Uno para todos y todos para uno. Juntos subiremos montañas y juntos las bajaremos. Y ahora con suerte ves a alguno cada quince días, cada mes, cada dos meses o nunca.

Peter Pan murió o eso es por lo menos lo que dijeron las noticias.
Pero cada día da golpes contra las paredes del ataúd en el que lo enterraste e intenta rebelarse. Salir de su agujero. Y de vez en cuando lo consigue. Menos mal. Sino que triste sería la vida.

miércoles, 30 de marzo de 2011

RELATO ENCADENADO


ENCONTRARAS DELFINES


Me despierto con unas ganas tremendas de llorar, pero como tengo mucho trabajo decido que llorare mas tarde. Un informe, dos informes, tres informes…No tengo mas trabajo, solo recuerdos, solo su imagen, su olor,…rompo a llora desconsolada. El se ha ido. Nunca más le volveré a ver. Me espera un nido vació, volver a empezar, echar a amarras y comenzar un nuevo viaje sola. Un barco a la deriva va a zarpar y el capitán ha perdido su brújula.
De repente un delfín aparece en la proa de mi barco. Hace piruetas. Me froto los ojos intentando apartar las lágrimas que me impiden ver con claridad los magníficos saltos.
Es el delfín que yo idealicé y siempre supuse compañero de mis padres en el Mar de la Plata cuando fueron lanzados desde un avión en plena dictadura. Siempre quise suponer que los delfines acompañaron hacia la orilla a aquellos infelices represaliados.
El viento me impulsa y durante dos semanas el delfín me sirve de guía. Una mañana el delfín ya no esta. Me encuentro a cinco millas de la tierra, sin viento, sin combustible y sin delfín, pero con mi pena. El mar parece una balsa. Espero en cubierta a que el viento comience a soplar, comiéndome mi última bolsa de pipas Facundo.
Pero allí están, las estrellas, siempre allí.
Miro al cielo, y durante unos segundos veo la cara de mi padre reflejada en una de esas pequeñas estrellas que iluminan mi camino. “! Che Boluda, despierta, ¡Seguimos contigo!, no hay nada imposible”. Bajo al mundo real, me pongo mi mejor vestido y salgo a la  calle dispuesta a comerme el mundo.


Este es un relato encadenado hecho por:

Arial ------------------------Alberto
Courier---------Xavi
Tahoma------------- Paquita
Times New Roman------ Flor
Betang ----------Inma
Berlin Sans------------ Claudia

miércoles, 23 de marzo de 2011

Momentos en Silencio


Estoy tumbado en la cama de la habitación número 37 del piso tercero del Hotel Majestic. Siempre la misma habitación a la misma hora. Hoy es el día. Miércoles. No es martes, ni lunes. Es mi miércoles y hoy la volveré a ver.  Es la ilusión de mi semana, un oasis en un desierto que me ahoga, la luz que me hace levantarme cada mañana y avanzar en una vida de penumbra que no me interesa. Estoy nervioso como el quinceañero que espera en su primera cita.  Es la séptima semana que quedo con ella. La conocí de forma ocasional en una convención. El flirteo, paso a caricias y las caricias se convirtieron en un encuentro brutal en el asiento trasero de mi BMW familiar. Me quede prendado. La monotonía me había asfixiado y aquella melena rubia había sido como un soplo de aire fresco en mi vida. No nos llamamos. Somos agentes secretos, tenemos una misión todas las semanas a la misma hora y en el mismo sitio. Nadie se puede interponer en nuestro camino.

Espero al acecho como si de un depredador que espera a su presa me tratase. Afilo mis garras a la espera de mi comida. Llevo hambriento toda la semana y mis tripas rugen en busca de algo que llevarme a la  boca. Un espíritu salvaje me posee y cuando entra por la puerta me abalanzó sobre ella. Busco desesperado su piel y encuentro sus labios calientes que me besan con pasión. Su olor me embriaga, me vuelve loco y la excitación no me deja pensar. Noto como su mano recorre mi espalda y me acelero. Me turbo y mis pulsaciones comienzan a subir de forma descontrolada. Le quito la falda sin pensarlo y la tiro contra la cama. No nos hemos dirigido una palabra. Conectamos, hay química  y los dos sabemos lo que queremos. Le arranco la blusa, sin tener en cuenta que tiene botones, su sujetador vuela, y solo queda su ropa interior, la hago  trizas a base de dentelladas, y ya tengo lo que quería, mi presa esta ahí indefensa, mirándome satisfecha con sus grandes ojos azules. Estoy en el sitio adecuado y en el momento adecuado para ser feliz. Las sabanas vuelan, los muebles se mueven, nuestras pieles sudorosas resbalan y los gemidos se oyen tres pisos mas arriba. Me siento bien. Solo quiero estar dentro de ella. Que se pare el mundo, que yo me bajo en esta estación. Esta parada tiene un nombre y es el mió.

Ella me mira sudorosa con las mejillas rojas  y se apoya sobre mi pecho. Yo suspiro y mi corazón desbocado comienza a dejar de rebotar contra el techo. Le doy un beso suavemente en la mejilla. Le acaricio la cara rozando su piel y noto su calor. Cierro los ojos e imagino que no hay un mundo más allí de aquella puerta. Pasan los minutos, estoy agusto, pero  no nos decimos nada. Siempre me han incomodado los silencios. Prefiero hablar de temas superfluos a aguantar estos momentos mudos. Solo se me ocurre decirle:

-        “Esta mañana he tenido un día horrible en la oficina, vaya discusión con un cliente....”

Veo como ella se va levantando relajadamente y busca su ropa entre un desorden de sabanas.

            -”...un tipo que me decía que no éramos profesionales...”

Ella se pone su falda, encuentra su blusa a 5 metros e intenta recomponer lo que parecen unas medias.

-        “..Yo le he dicho que los contratos están para cumplirlos y que me dijera cuando  le hemos fallado”

Se ha puesto sus zapatos y cuando ha visto que no le faltaba nada. Me ha dicho:

            - Bueno cariño, me tengo que ir, ya hablamos, ¿vale?

Ha pasado una semana. La llevo aquí esperando 30 minutos. Es mi miércoles. En mi habitación de siempre. Ella nunca se retrasa.
No me lo acabo de creer. Me doy cuenta que el otro día tal vez traspase una línea que nunca debí cruzar. Lo nuestro tenía unos límites y quiza no debería haber salido de las cuatro paredes de esta habitación. Nuestro canal no podía tener interferencias de la vida monótona de la que intentábamos escapar y yo sintonice el canal “Historias varias de mi trabajo”.

Intento llorar. El tigre se convierte en gato indefenso. Gimoteo, pero mis ojos se mantienen secos. Aprieto los ojos con fuerza en busca de una lágrima, pero el manantial esta seco. No me puedo engañar, realmente me da igual.  No la quiero. Cojo el teléfono, y como un autómata sin cerebro marco un número que tengo grabado en la cabeza:

- “Cariño, ¿Cómo estas? Hoy he tenido un día horrible en la oficina. Te cuento...”

jueves, 17 de marzo de 2011

Desolacion

DESOLACION

Me llamo Pape y tengo 22 años. Por mi nombre creerás que no soy de este País, pero llevo aquí exactamente 22 años y 4 meses. Me siento de aquí. Lo diré mas alto. Soy de aquí. Este verano celebre el gol de Iniesta como el que más. Los cuatro primeros meses los viví protegido dentro de mi madre. Ella llego a estas tierras con muchas esperanzas y un sobrepeso en su vientre. Los veintidós años restantes he conseguido sobrevivir y no me ha ido tan mal. Mi padre no era persona grata en Guinea y a mi familia no le quedaron mas que dos opciones morir de hambre o emigrar. La elección era bastante sencilla. Buscarse la vida como sea. Nosotros no llegamos en patera como otros, entramos al país como turistas, son privilegios de exiliados africanos ante una dictadura que les perseguía. Pero aquí da igual como llegues. Tu DNI es el color de tu piel y hagas lo que hagas estas marcado.

Mi padre ha trabajado siempre en el campo y nosotros hemos ido detrás de el. En junio la patata, junio la cereza, julio el tomate, luego la uva , la naranja...Nuestro carrusel recolector no paraba de girar. Yo y mi hermana MINA nos hartábamos de comer lo que recogía  mi padre, porque siempre se llevaba una parte de la cosecha como sueldo. Mucho dinero no teníamos,pero en la temporada del cítrico devorábamos naranjas y por lo menos gracias a la vitamina C no pasábamos muchos catarros. En la época de los tubérculos, nos hinchábamos a comer patatas fritas. La llamábamos nuestra época Burger King, pena que nuestras hamburguesas fueran de aire y el ketchup no lo probábamos hasta la época del tomate. Después de una larga temporada nómada, habíamos encontrado un sitio fijo. Era nuestra primera ciudad estable en mucho tiempo, un pueblo costero cerca de valencia, con sus huertas para trabajar en época de recolecta y sus chalets ilegales a 5 metros de la costa para hacer practicas en la construcción. Siempre había un trabajillo para hacer y lo mas importante eramos conocidos por todos, nuestro sobrenombre, “los morenos”. No era en tono despectivo, aunque siempre esta el corto de mente que se reía de nosotros, pero la gente en general nos había cogido cariño. No metíamos mucho jaleo, trabajábamos como soldaditos, sonreíamos mucho y volvíamos a casa sin rechistar. Un poco de estabilidad nos había venido bien a todos, por fin habíamos conseguido un hogar de verdad.  Habíamos dejado el mundo de los barracones, de las casas prefabricadas y de los hostales de un tenedor. No era ninguna maravilla, pero era nuestra casa, 60 metros cuadrados,con 2 habitaciones, una para mis padres y otra para mi hermana y un servidor, cocina-comedor y un baño. Llevábamos once meses y 10 días viviendo allí. Poco a poco aquel recinto sin vida se había convertido en un mundo de colores, nunca mejor dicho viendo el color de nuestro piel. Nuestro ultima conquista fue el del mundo catodico, nuestra primera tele ha sido el único lujo que hemos tenido en este país desde nuestra llegada. LG 32LE4500. El modelo de la tele se me ha quedado grabado en la mente para siempre. Era nuestro primer avance hacia un mundo de comodidad que siempre habíamos soñado.


  • Pape, ¿parece que no para de llover? - Me dice con cara de preocupación Mina
  • No te preocupes , es solo una tormenta de verano – Le digo susurrándole al oído al mismo tiempo que le toco la mejilla.
  • Mañana tengo que presentar mi trabajo de ciencias en el colegio y es muy importante- me responde abriendo sus pequeños ojos todo lo que podía.

Llevaba toda la tarde lloviendo y el río que transcurría junto a nuestra casa iba cargado hasta arriba de agua marrón. Yo estaba un poco asustado, pero no podía demostrar mi fragilidad.

  • Tormentas como estas hay todos los veranos.- le dije con rotundidad

Ella me sonrió y sus ojos inocentes se tranquilizaron.
Yo nunca había ido al colegio regularmente. Mi madre había intentado siempre darnos algunas lecciones mínimas, pero no había tiempo para todo, había que trabajar. Y allí estaba yo al lado de mi padre. Al principio iba como ayudante y a medida que mis brazos se hacían mas fuertes tomaba el papel de actor principal. Ella nos enseño a leer, multiplicar y alguna cosa básica. Pero no tuve una educación en condiciones. Tampoco me hizo falta para salir adelante, era un chico avispado. Gracias a dios (digo yo que existirá alguien ahi arriba) Mina había tenido suerte, ella podía ser una chica más e iba a  tener la posibilidad de disfrutar una infancia de verdad y tener las preocupaciones reales de una niña de 8 años.

Llevaba dos semanas con su trabajo de ciencias, una maqueta del sistema solar. Me gustaba estar con Mina y ver como disfrutaba con cada momento. Hicimos un gran sol con pasta de papel, lo pintamos de un amarillo fosforito y lo conectamos a una placa de madera negra con una varilla de metal. Luego alrededor suyo colocamos todos los planetas dando vueltas.

  • Mina, mira, aquí en el ultimo planeta de todos en PLUTON hay una chica haciendo un trabajo de ciencias como el tuyo.
  • ¿Si? - Me pregunto ella con una total inocencia
  • Pues claro, tu hermano nunca miente- le dije intentando ocultar una carcajada.

Nuestra tranquilidad se interrumpe de repente, la luz de un enorme rayo se refleja por la ventana y corta nuestra conversación. Yo me quedo con la boca abierta y antes de que pueda responder un gran trueno se oye por toda la casa. Otra tormenta parece que esta en camino. Viendo de nuevo su cara de pavor, decido que es era hora de que Mina se vaya a la cama. Le arropo, le doy un beso de buenas noches y le digo que mañana es su gran día. El gran proyecto de ciencias esta cerca.

Yo no tengo sueño y decido anestesiar mi cerebro con nuestra ultima gran compra. Nuestra nueva televisión. Mi ilusión se va viniendo abajo poco a poco a medida que repaso los canales con el mando a distancia. Programas de cotilleo. Gritos y discusiones. Call Tvs que me dicen que llame a un 906. Escenarios de Cartón. De repente encuentro algo que me gusta. Una película del Oeste. Pero mi alegría dura unos minutos. Anuncios. Los parpados comienzan a pesarme y no me puedo levantar del sofá. Me duermo profundamente .

Noto que mi mano esta mojada. Durante unos segundos pienso que es un sueño. Pero al momento se oye un estruendo fuera de la casa. Me levanto aturdido y miro por la ventana. Un gran lodazal marrón se esta llevando nuestro coche, lentamente a cámara lenta como si de una cinta mecánica se tratara. Dudo unos segundos. ¿Es un sueño? Me golpeo las mejillas con mi mano y noto que es verdad. En ese mismo instante veo como nuestra vieja puerta de madera, que era el siguiente elemento a cambiar en nuestro viaje hacia la prosperidad, se resquebraja por su base y empieza a brotar agua marron. El agua se va acercando como una ola, hasta que llega a mis pies descalzos.


-¡Mina, Papa, Mama, salirrr!- grito lo mas alto posible.

Veo aparecer la cara de mi padre con cara de terror y al abrir la puerta de su habitación el chorro de agua marrón invade cada esquina.

-¡Minaaaa!- grito con todas mis fuerzas

Corro sin control hasta la puerta de su habitación. Doy la luz y veo que no se ha movido de la cama.

  • ¡Pape, tengo miedo! – me dice al mismo tiempo que la agarro en mis brazos.
  • ¡Pape, tengo miedo! – me repite
  • Mina tranquila estoy aquí- le digo saliendo de la habitacion atrompicones

Es hora de salir de aquella ratonera. Estoy descalzo, pero no pienso en buscar unas zapatillas, solo pienso en huir. Le digo a mi padre, “¡Vamonos ya!!!” e intentamos sin éxito abrir la puerta de la casa. Es como la pared de una presa, al otro lado hay una masa de agua haciendo fuerza y poco a poco va entrando en la casa por la base. No lo pienso un segundo, coloco sobre al agua a mi hermana y cojo un pico de obra de nuestros  trabajos en la construcción. Comienzo a golpear la puerta. Y cada golpe que doy en ella se convierte en una nueva puerta de entrada del agua marrón. Mina llora desconsolada. La miro. Me quedo paralizado unos segundos, pero sigo en mi tarea de tirar la puerta abajo. Un, dos, tres golpes. La puerta se resiste, los músculos se ponen duros y mi padre me mira con cara de incredulidad. No nos puede estar pasando esto. Saco fuerzas de flaqueza y pienso en mi peor enemigo. Golpeo una y otra vez y consigo que la puerta caiga. Al fin vemos la luz para escapar,pero todo se convierte  en una tumba de barro y lodo que entra como una cascada en la casa. Veo como se lleva a Mina y desaparece bajo el manto barro. Me muevo eléctrico y rebusco entre el lodazal hasta que encuentro un bulto. Es Mina, esta aturdida y no para de toser por el agua que ha tragado. La cojo entre mis brazos y salgo fuera de la casa. Nos refugiamos en un pequeño montículo a unos metros de nuestra casa. En esta pequeña isla estamos a salvo y parece que de momento el barro no llegara a nuestro nivel. Mi madre me mira con lagrimas en los ojos. Mi padre no llora, el nunca llora, pero veo por primera vez en mi vida síntomas de flaqueza en su mirada. Me doy la vuelta y veo como el torrente de agua se esta llevando todas nuestras pertenencias. Veo trascurrir entre el lodo, el trabajo de ciencias de Mina. La aprieto a mi pecho para que no lo vea. Ella también llora y solo es capaz de decir: “Pape, pape....” En ese momento veo como mi gran compra, mi tele, sale a toda velocidad entre un río de piedras. Veo como se aleja, como se va descomponiendo, como se va haciendo trizas, hasta que no queda nada. LG 32LE4500. No se me olvidara.

martes, 22 de febrero de 2011

Un lugar en el mundo

Miro por la ventana. Hacía tiempo que no llovía, pero un fino hilo de lluvia hace que la tarde sea mas triste. Delante de mis ojos una finca sin arar, no hay nada plantado. Algún día he visto un tractor pasar, pero nunca he visto nada florecer. Tierra marrón y árida, esperando la llegada del hormigón. Muchas veces imagino la cara de su propietario. Lo visualizo con su chapela y cara rasgada por las arrugas que provoca la vida en el campo, viviendo tranquilo de sus tierras y que en dos días ve que sus patatas están rodeadas de excavadoras, zanjas, grandes agujeros y especuladores. Las tierras colindantes se van vendiendo y él se mantiene ahí, expectante, dudando si llegara hasta él la marea de ladrillos. Mi mente cabalga rápidamente con la gasolina de mi imaginación y veo al aldeano como el John Wayne del Álamo que aguanta solo ante los mexicanos, manteniendo sus terrenos ante el avance implacable de los urbanitas. Pero al rato mis sueños infantiles se desinflan y una certeza me dice que esas tierras están abandonadas, porque la cruda realidad es que no son rentables.

A su derecha hay una gran nave industrial. Una gruesa chimenea expulsa una columna constante de humo gris que poco a poco con desgana se va desahaciendo ,acercándose a las nubes. Un sitio tan grande debería provocar un ruido infernal, pero por el contrario la bestia se mantiene silenciosa. A lo lejos se ve ese gran símbolo de la paz que llevan los coches alemanes sobre una gran torre. Ironias de la vida. Mercedes emulando un icono de paz. Lo siguiente, ¿que sera?,¿ Mc Donalds como icono de la comida sana? o ¿la ideología de derechas como síntoma de tolerancia?.

No cesa de pasar gente haciendo footing. La operación bikini está cerca. Hay que mantenerse en forma. Un perro parece escaparse de su dueño. Este corre detrás mientras su mascota le mira con una mueca burlona. Me hace gracia. El dueño corre resoplando y finalmente le alcanza. El perro se lleva su merecido en forma de golpes. Ya no me gusta tanto. Se nota que el footing no esta entre sus gustos. Es el arquetipo de la gente que veo alrededor, gente joven sin mucho dinero, con ganas de vivir y con un perro como su primer hijo. Yo de momento, aunque muchas veces me siento en esta vida como un perro y mi novia me llama gordito como si fuera su can, no tengo mascota. Bueno, todo se andara.
A la izquierda se ve la torre de la iglesia de  pueblo, pequeñas casitas se ven diseminadas tras un pequeño bosque. Y a la izquierda mas alla de todo el mural, un par de pequeñas montañas con sus repetidores de TV, para que se vea que el mundo catódico llega a todos los sitios. Os voy a hacer una confensión, no tenía ni idea de cual era ese pueblo hasta que llegue aquí hace un año, como vosotros  quizas tampoco sabréis que es lo que os he estado describiendo. Esta zona con tierras sin arar, grandes pabellones, pueblos cercanos y gente corriendo con perro es Vitoria, aunque yo puntualizaría y diría que "sigue siendo Vitoria". Le falta un tris para ser un municipio adyacente o siendo más localista y plagiando a esa gran empresa sueca es la república independiente de MiCasa. Me faltan dedos de la mano para contar la bromas acerca de donde vivo. Unos me dicen que vivo en Burgos. Un taxista ,a las siete de la mañana llevándome a casa después de un día de fiesta, me dijo que el antes vivía en Miranda. Yo perplejo le mire y pense: ¿se creerá que somos vecinos o que? Los fiésteros de luz roja me dicen que desde mi casa se puede llegar al Liberty andando. Seguro que son los mismos que he visto haciendo footing por la ventana. No corren para llegar a la operación bikini, se entrenan para correr lo mas rápido posible hacia su meta en color rojo. Nótese el tono negrita de correr y el color de la meta.
Bromas aparte esta es la nueva vista de mi ciudad. Un día te levantas por la mañana y hay una bola que tiene tu nombre. Y esa bola rueda durante un par de años hasta colocarte en un pisito en un barrio dormitorio de las afueras de Vitoria. Lo primero que sentí cuando conocí la noticia, fue una gran bola en mi estomago. Mi vida de pájaro libre sin ataduras se iba a esfumar. Pero con el tiempo vi, que era la forma mas sencilla de saltar del nido familiar a una bonita caseta de pájaro prefabricada de madera con su agujerito circular en la puerta y el logo del estado en el techo  en arboles alejados  de los grandes robles de la ciudad. Pero eran baratas y estabas rodeados de otros pajarillos con tus mismas pretensiones de volar en esta vida. Muchas veces, a pocos kilómetros había otras aves cuyas casetas no estaban al amparo del gran “pájaro” y se veían abocados a comer alpiste del barato, porque su caseta se había convertido en una jaula que les cortaba las alas. Imaginad que el hacha que les corta las alas se llama Euribor, el cazador se apellida Botin y la fabula de Samaniego ya esta terminada.
Pero bueno que me pierdo  por las ramas de los arboles.
Mi proposito es mostrar una nueva visión de la ciudad, que no sea la típica que elegirías si quisieras descrubirla de manera convencional. Con lo bonito que hubiera quedado un vision de Vitoria desde una terraza en la virgen blanca o el mundo interracial del casco viejo con su comunidad magrebi y su toque canalla... Pues no, la eleccion es una consecución de nuevas estructuras de ladrillo que buscan su sitio. Como la gente que vive allí. Es una nueva zona, cotidiana, donde la gente se deposita literalmente para dormir, ciudades dormitorios las llaman. Sobrevivir y a grandes rasgos intentar solo cumplir sus expectativas en la vida. Podemos ser muchos y muy diferentes , cada uno con sus preocupaciones, hobbies e inquietudes, pero todis intentando buscar un lugar en el mundo. Como la pelicula de Adolfo Aristarain. Ya me gustaría ser Federico Luppi y tener las cosas tan claras.