viernes, 27 de enero de 2012

120 pulsaciones por minuto

ANDRES Capitulo 2. 120 pulsaciones por minuto



Son las cinco de la madrugada de un 3 de Julio que suda como nunca los pormenores de las altas temperaturas de este seco verano. Un calor pegajoso hace que nadie pueda dormir y miles de ojos abiertos de par en par intentan engañar  a la oscuridad buscando el ansiado sueño. Andrés ,como el salmón, nada a contracorriente. Los ronquidos se escapan como presos en fuga por la ventana de su habitación. Allí esta él tumbado boca arriba, con una mano en la barriga, vestido exclusivamente con unos calzoncillos dos tallas menos y cayéndole un fino hilo de baba de la boca.

El silencio de la noche se rompe

-“Como una ola tu amor llegó a mi vida  como una ola de fuerza desmedida
de espuma blanca y rumor de caracola. Como una ola......” –comienza a oírse y parece salir del pantalón de Andrés que yace como un herido de guerra debajo de la cama.

Andrés no se inmuta. Su sueño se encuentra tres planetas más allí de este mundo. Aunque un tren pasara silbando a toda velocidad al lado de su cama, él seguramente no se inmutaría.

Pasados cinco minutos se vuelve a oír la misma melodía.

- “Como una ola tu amor llegó a mi vida como una ola de fuego y de caricias
sentí en mis labios tus labios de amapola como una ola.”.

Esta vez parece que los astros se conjuran, la nave espacial en la que viaja Andrés baja a la tierra y éste abre un ojo. A continuación alarga el brazo como un autómata, agarra su pantalón, lo agita como un sonajero y el móvil cae al suelo. Lo recoge al segundo bote y  levanta la tapa :


- Argggscjlklknmkñml.......¿Quien es?- suelta Andrés intentando que un gargajo al carraspear no salga por su boca
- Andrés, ¿Donde estás?- suena una dulce voz femenina al otro lado
-  ……
- Andrés, Soy yo......Belinda
- ……..
- Andrés, habíamos quedado....- vuelve a repetir la mujer manteniendo su tono meloso

La cabeza le duele. Prácticamente le falta poco para estallar. Un dolor como un taladro atraviesa su sien. No recuerda nada.  Chasquea su lengua  y en un intento de ganar tiempo suelta:
- ¿Belinda?
- Si Belinda, ayer a la noche me llamaste- le dice con rotundidad la voz al otro lado


Un sudor frío comienza a recorrer su espalda. Tiene la garganta seca como una lija. Un regusto  agrio recorre su boca. Parece que  bebió algo más que agua.

- ¿Ayer? - le dice Andrés en un ultimo intento desesperado porque ese Andrés no fuera él.
- Si hablamos durante horas, me contaste que estabas muy solo y querías hablar. Que tenías un pabellón y que te gustaba decorarlo por ti solo. Que te gustaban los trajes, que eras un hombre al que le gustaba vestirte….
- Bien, bien…- le corta Andrés- viendo que esa mujer iba a descubrir todas sus vergüenzas.

La niebla de la resaca comienza a disiparse y recuerdo que ayer estuvo en su pabellón. Estaba muy enfadado. Su amigo del alma Fernando le había plantado. Había conocido a una chica Brasileña en un bar de alterne y este le había fallado en su reunión semanal de todos los viernes. Se sentía traicionado, quería acabar con todo. La única solución a aquel estado de soledad fueron sus botellas DYC. Decidió beber como si no hubiera mañana. Quería beber hasta perder el control. Quería romper con todo y  bebió hasta perder el conocimiento.

- Andrés, sigues ahí.....- le volvió a repetir Belinda
- Ehhh….Belinda...creo que no tengo muy claro lo que hablamos ayer- le dice Andrés incorporándose de la cama y buscando una camiseta en busca de una cierta dignidad en su indumentaria
- Pues me pareciste muy simpático y sensible.
- Ahh si- dice Andrés poniéndose colorado como un tomate- ¿Y cómo te conocí?
- Salgo en el periódico,y no es en la sección de política- le dice burlona Belinda

Andrés alza la vista, en la mesilla de su cama divisa su cartera de la que sobresale un recorte  de periódico con un circulo rojo. Allí aparece ella:

- Belinda. Mimosa.120 kilos de amor, 120 de pecho…- comienza a leer en voz alta  como si no se lo pudiera creer.
-……y a 120 pulsaciones acabará tú corazón- le corta Belinda antes de que Andrés pueda terminar su eslogan de presentación- Lo redacte yo misma. ¿Te gusta?
- Si mucho- le suelta un sorprendido Andrés- ¿Y por qué me llamas?
- Ayer quedamos, estoy en la puerta de lo que parece tu pabellón
- ¡No jodas!
- No, parece que hoy no voy a joder, ¿A ver dónde estas, Andrés?- le dice Belinda cambiando su tono de voz- ¡Qué yo no tengo todo el día!.
-¡Pues estoy en mi casa¡
- ¿En tu casa? Esto no puede ser. Ayer me rogaste durante horas que te hiciera un hueco en mi agenda. Me diste pena y al final te dije que si.
- No es mi mejor momento, Belinda, ¡lo siento!
-Y yo soy demasiado tonta, ya me decía mi madre que no estaba hecha para este trabajo, que me encariñaba demasiado de los clientes – dice  soltando un largo suspiro- ¿Y ahora qué?
- …….
- ¿Ahora qué?, no te quedes callado.

Andrés nunca fue un tipo echado para delante. Ni un tipo valiente. Nunca se vio en una igual. Era un hombre extremadamente raro y solitario. Nada ocurría en su vida excepto su pabellón y el mundo interior que se había creado en el. Nunca había estado con una mujer, excepto en las bravuconas historias que contaba a su amigo Fernando. Nunca le había pasado nada interesante, y este era el momento para cambiarlo.

-    Espérame…- le dice Andrés a trompicones mientras busca algo para ponerse – ¡Voy para allí!
-    ¿Y yo que hago?
-    Mira a la derecha Belinda. – le dice Andrés saliendo por la puerta de su casa- Hay un contenedor de basuras delante del pabellon. Pues la pata derecha esta hueca y siempre guardo una llave para entrar en caso de emergencia.
-    ¡A si!, aquí esta- le dice Belinda entusiasmada como si hubiera encontrado el cofre del tesoro.
-    Entra y a la izquierda hay un interruptor general de la luz – le dice Andrés mientras abre la puerta de su coche.
-    ¡Ohhhhh, que grande! – le dice Belinda- es tal como me contaste.
-    ¿Si?- pregunta Andrés no creyéndose que aquella acumulación de objetos inservibles le gustara a alguien y menos a una mujer.
-    ¿Y donde están tus muebles, tus sillas y tu txoko de los que estabas tan orgulloso?
-    Vete por el pasillo central- le dice esbozando en la distancia una sonrisa de oreja a oreja- y a la derecha veras una puerta verde- continua Andrés pisando bruscamente el acelerador del coche en busca del mana prometido.
Se oye el ruido de los fluorescentes que parpadean y parecen saludar alegres la visita de una mujer.

-    Ya estoy dentro. Aquí están tus sofás, tu  mesa y todas tus sillas ..... ahhh ... y allí al fondo tus baúles.
-    ¿Mis baúles?- le pregunta Andrés asumiendo que ayer se fue de la lengua en su vida privada.
-    Si Andrés, tus baúles, se lo que hay en los 3 baúles.
-    ¿En el tercero también? En el tercero baúl nadie sabe lo que hay.
-    Sabía – le contradice riéndose Belinda- Ahora yo lo se. El reloj corre y las agujas del reloj comienzan a  girar.  Solo tenemos una hora. ¿Que quieres que haga, Andrés?
      -…….

De nuevo un silencio incómodo y el teléfono no se ha estropeado.

-    ¿Andrés qué te pasa? Ayer eras tu el que no me dejabas hablar y hoy me cuesta sacarte las palabras
-    Ya sé lo que quiero- dice Andrés volviendo a respirar- abre el segundo baúl y coge uno de mis trajes.
-    Ahí estamos, ¡ese es mi Andrés! – le anima Belinda
-    Busca un traje largo de lunares, es mi preferido.
-    ¡Andrés ya lo tengo!. Que sepas que me gustaría que estuvieras aquí. Me he quitado la ropa. Estoy desnuda en tu pabellón.- al otro lado del teléfono solo se oye un rugido de motor que Belinda lo toma como un signo de aprobación. – Hace frío y necesito tu calor. Tu traje preferido roza suavemente contra mi piel. Noto que es algo tuyo. ¿Notas mi corazón palpitar, Andrés?
-    Si- le dice rápidamente- ¿Me notas tú a mí?- le dice Andrés poseído por el calor momento
-    ¡Ohhh, sí te noto! Eres mi bestia. Los pezones se me erizan. Tengo la piel de gallina. No llevo bragas. Te siento al otro lado.
-    !Sigue! – le ordena Andrés al otro lado.
-    Tú eres mi bestia. Ven, aquí te espero. Voy a ser toda para ti. Arráncame este traje y hazme tuya.
-    ¡Uhmmmm!
-    ¿Andrés….?
-    ……..
-    ¿Andrés…..?
-    ……..
-    Belinda, esto….
-    ¿Qué ha pasado Andrés?
-    Bueno- le dice cambiando el tono de voz- ¿ya sabes lo que hay en el tercer baúl?, ¿no?
-    Las azules, ¿no?
-    Si ,ésas, llego en 5 minutos.






1 comentario:

  1. Hola Alberto, estupendo tu diálogo de Belinda y Andrés. Me gustó mucho y me gusta leerlo. Entre tú yo ...(y sin que nadie se entere ¿eh?), cuando dijiste lo de las "azules" ...no tenía ni idea de qué eran .... ¡tanta sinceridad ¿asombra? ¿verdad?!.

    Un abrazo y veremos lo que nos depara el monólogo.

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