Cambio de Velocidad
Nunca un fui un
tipo valiente. Siempre dando la cara. La otra mejilla ya no. Adalid
de los perdedores. Rozaduras en el alma. Caricias de acero en la
sien. Correr es de cobardes. Parar es para gente sin entretelas.
Agujeros de Gruyer en el corazón. El corazón me pide vacaciones,
dice que no aguanta más mentiras. Tiene agujetas de tanto tirar y
recoger la toalla. Cenizas que solo arden. Maratoniano de salón.
Esprintando hacia ningún destino. Pocas palabras. Tu silencio hace
juego con el mío. Cobardía vestida de falso héroe. Ponerse a tiro
de ti. Daño colateral no identificado.
Escapada hacia
delante. Cansado de correr en la dirección equivocada. Cuando
perseguir el objetivo te vuelve perezoso, solo queda atormentarse
baja tierra con tu manta en una tarde domingo. Comer comida basura
como si no hubiera mañana. Ver películas malas. Comida aún más
grasienta. Los domingos me suelo jurar qué cambiaré de vida.
Olvidar lo que bebiste ayer y esperar impaciente que empiece ese
maldito lunes. Vida a cámara lenta. Un caracol en su travesía por
el desierto. Los lunes al sol. Sacar los cuernos de mi caracola. O
permanecer dentro de ella. Sinceramente nada importa.
Pero algo cambio
ese detestable domingo. Los cabellos rubios de la onubense con
sonrisa contagiosa se cruzaron en tu camino. Y los rayos violetas
apuntaron a tu cara. Se acabó soñar despierto. Era el momento de
aletear. Despertar de este maldito sueño. De salir ahí fuera, de
sacar tus cartas a pasear y asaltar la banca. Tus zapatillas
voladoras te llevarían al séptimo piso de aquel viejo edificio en
el que nunca pudiste entrar: EL EMPIREO. Eres luz, nadie puede
hacerte sombra. Las puertas cerradas se hacen transparentes. El
bosque de tormentas escampa. Los vientos huracanados amainan en
brisa. La misma lluvia no moja tanto, el mismo amor ya parece otro.
Escapada hacia
delante. Mis pies no tienen dueño. Saltar las baldosas de tres en
tres. Siempre viajar por el camino de baldosas amarillas. Las
caricias son egoístas y los roces generosos. Besos sin fin y finales
a besos. Las cicatrices se cierran. La piel olvida. Dispuestos a
empezar de nuevo. A llenar el saco de la vida. A reponer ese hueco
que se quedó vacío. Ni medio lleno. Ni con un poco de ti. Vacío. A
vacilar al destino. A cerrar todos los bares. A cargar tu revolver. A
besar sin control. A no tener miedo a nada. Nada. Justo lo que
había en mi corazón. Había.