Días borrados. Ganas de borrar ciertos días. Días
que deberían ser borrados del calendario. Calendario vital para olvidar. Pero
hoy el día estaba marcado en rojo. Rojo festivo pintado a fuego en el
calendario. Querer recordar y no poder.
Poder pensar sin recordar. Recuerdos borrosos, que no borrados, borrosos
recuerdos que intentaba recuperar.
Observador de guerra en entorno hostil.
Periodista en zona de guerra que va
viendo como las noticias transcurren a través de una mirilla. Recuerdos sin conexión. Conexión
entre lagunas mentales. Ambiente cargado
por un denso humo. Aquí no ha llegado la ley anti-tabaco. Voces y carcajadas en
medio de la penumbra. Los botellines desfilan como soldados en la guerra. Todos
van al frente. Todos mueren agotados, exhaustos, vacíos en las gargantas de los
presentes. La bola se va haciendo más y más grande, pero la mirilla se hace más y más pequeña. Hasta que
el momento llega.
Negro absoluto en mi vida. Vida venida a cero.
Cero absoluto de vida. Vida sin sentido. Sentido perdido. Perdido en la noche.
Noche divertida. Noche de Emociones. ¿Tal vez la mejor noche de mi vida? Pues
no te lo puedo decir. La razón. Yo mismo. Amnesia parcial transitoria. Mi
cerebro no quiere arrancar esta mañana. Pause pulsado y el botón de avance estropeado. Los cabezales de mi viejo video
Beta chirrían intentando reproducir la cinta que alquile ayer en el videoclub
de la mala vida. Los soldados de mi mente están agazapados en sus trincheras,
esperando una nueva embestida, soldados hundidos, soldados que solo quieren
volver a su casa, esperando pacientes un
momento de calma para volver a vivir. Volver a pensar. Quizás me golpee mi cabeza contra un bordillo o tal vez un portero
mononeurona de discoteca no alcanzo a
entender mis comentarios sarcásticos de gafapasta.
Todo era posible. Incertidumbre supina como
diagnostico. Diagnostico conocido por todos. El enfermo no sabe, no contesta.
Yo no estuve allí. Ese no soy yo.
El soldado se despierta e intenta abrir perezoso
los ojos. Primer parte de guerra. Fuertes contusiones en brazos y piernas. Dolor
punzante en la parte izquierda de mi cabeza. Manos negras como el carbón.
Parece que la guerra de trincheras dejo poso en mi cuerpo. Daños colaterales aparte estoy agusto, la
estancia me parece conocida así que me
imagino que estoy en casa. Agarro fuerte mi edredón. Una suave fragancia a
lavanda me hace olvidar mi intento por recordar. Retomo de nuevo con fuerza que
mi memoria perdida encuentre algún dato de interés. Frunzo el ceño. Aprieto los
dientes, pero no recuerdo nada. Levanto la sabana y veo mi cuerpo desnudo. Ese
soy yo. Siempre me gusto el exhibicionismo.
Alargo la mano y abro el cajón de la mesilla en
busca de algo conocido que me muestre la luz. A ciegas con los ojos cerrados
abro el cajón y cojo lo primero que encuentro. Lo toco, retoco y aprieto. No acabo de caer que tengo entre las manos. Abro los
ojos y veo un consolador tan grande como un calabacín. Resbala de mis manos,
pego un grito como una anciana indignada y rebota contra el suelo. El artificio
pasa rozando mi nariz y me digo sonriendo siempre hay que tener un PLAN B para
los días malos. Me incorporo y rebusco
en el cajón. Veo una caja de preservativos. Puede haber días malos, pero los buenos tienen que ser seguros. Veo un logo
XL sobre la caja y me hincho como un pavo. Sigo el proceso de inspección y un objeto brillante llama mi atención. Una
alianza dorada. Como un cuervo en busca de sus joyas, la atrapo y la poso sobre mis dedos. Se ajusta a la perfección.
Marido ejemplar con vida sexual activa. Al pavo está a punto de explotarle el
pecho de la emoción con el personaje que vislumbraba en su cerebro. Pero la curiosidad
mato al gato. Encuentro una caja con pastillas azules. V-i-a-g-r-a…. El
pecho comienza a convertirse en una prominente barriga. Analizo los pros y los
contras. Bueno no hay que cerrarse a avances tecnológicos. Modifico la
presentación anterior. Marido ejemplar con vida sexual que tiene días malos y días
buenos.
Sigo en esa búsqueda de la verdad y encuentro un
papel amarillo. Multa de la policía municipal por escándalo público. El eslogan vuelve a cambiar. Marido no tan
ejemplar con vida sexual con días malos y días buenos.
Me pongo de pie al ver que esta película tiene
muchos matices ocultos, abro el segundo cajón de la mesilla y veo una navaja
con un filo alargado de esas que si se merecen llamarse arma blanca. El eslogan de campaña se va deformando. Opción
1 La seria y peliculera. Marido no tan ejemplar con vida sexual tiene días
malos y días buenos vive con un arma blanca como mejor amiga.
Opción 2 La berlanguiana. Marido no tan ejemplar
con vida sexual con días malos días y buenos tiene un primo de Albacete que le
manda navajas.
Abro el tercer cajón. Esto parece una farmacia.
Cajas de todos los colores. Cojo unas pastillas marrones. No sé lo que es.
Intento ojear las instrucciones de uso en busca de
una respuesta, cuando una silueta rompe la oscuridad del momento, abriendo la
puerta. 1,80. Caballera rubia. Largas piernas. La frase de presentación repunta
como la bolsa. Marido no tan ejemplar con vida sexual con días malos y días buenos,
espera a su mujer modelo a que llegue de
la pasarela cuidando la casa con una navaja entre los dientes.
Ella atraviesa la penumbra y es entonces cuando
veo sus grandes manos, una pronunciada nuez y una gruesa voz que me dice:
-“Eso son
estrógenos mi amor, no son para ti”
Tras este periodo transitorio de oscuridad se
llega a la misiva final que acaba con este momento de búsqueda de la verdad...
Marido nada ejemplar con vida sexual desastrosa sale
desnudo a la calle corriendo con una
navaja en las manos ante los gritos despavoridas de las vecinas.
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